La ficha perdida


Lo bueno de que empiece un nuevo año es que estamos más abiertos a empezar de nuevo y aprender de las cosas buenas y malas para vivir el resto del año medianamente mejor, en algunos casos el impulso va hasta mayo aproximadamente, pero en otros casos en los mas valiosos y sorprendentes van para toda una vida.


Mi mamá ya esta bien, uff como me gusta leer esto, lo digo sin miedo por primera vez y con el corazón 60% más tranquilo, pero como nuevo propósito de vida ella quiso terminar su bachillerato, el que dejo años atrás por tomar otras responsabilidades que en el momento no la perseguían pero que decidió tomarlas. La cosa es que todos los sábados se va a clase de 8am a 1pm, por lo que debo pensar en sacar a mi perra al parque, limpiar areneras, ver Grey´s Anatomy y desayunar, pero como eso de la cocina no es lo mío, voy y me compro un producto que me hace feliz con dos palabras Bon Your, me acuesto a ver mi serie favorita pero de inmediato me caen encima mis dos gatas, Martina (6 años) y Lucy (4 meses) para que les de Yogurt; por una parte Martina lambe la tapa muy lentamente y se le nota como disfruta de saborearlo, hasta cierra los ojos del placer que eso le ocasiona, pero Lucy es muy diferente, enloquece, lambe absolutamente toda la tapa y hasta le lambe la boca a Martina, llora desesperada y luego se da cuenta que se ha comido todo y no fue suficiente, no disfruta de la comida, su ansiedad sube tanto que luego la frustración es inevitable.


He pasado tiempos difíciles conmigo misma, han vuelto pensamientos a mi cabeza que me estuvieron atormentando durante años, soy víctima de mi propia mente que saca conclusiones y aunque trato de contrarrestar esos malos pensamientos con palabras y versículos que han cambiado mi vida (Por eso me los tatuó) es complejo, también busque ayuda con personas, pero no la encontré, en estos tiempos las personas están muy ocupadas, no las culpo, cada uno debe lidiar con sus propios problemas. Sé que tengo muchos defectos, pero siempre he tratado de meditar en mis decisiones, de pensar qué dije, qué no dije, qué pude haber hecho, casi siempre busco la raíz de mis problemas, siempre he creído que antes de sanar una herida hay que saber que la causo, pero mi herida profunda, con infección y comprometiendo otros órganos, tenia un nombre se llamaba: Ansiedad y traía a su hermana fea la Frustración, era la Lucy humana, me comía tan rápido la existencia que no saboreaba todo, que el dolor era inevitable. La vida es tan compleja, entre todos los seres vivos del planeta tierra, no conozco uno más débil y frágil que el ser humano, nos hacen algo unos minutos, y dura toda una vida completa lastimando nuestro interior, luego nos hace sentir despreciables, odiados por el mundo pero sobre todo odiados por el creador, el que tiene el poder de hacerme sentir bien y aun no lo hace, el que me lleva cerca a personas que aman al prójimo, pero aun así no me aman, el que me creo diferente, pero aun así, no encajo. Es difícil sentir ansiedad, pero aun es más difícil sobrellevarla, quizás sea cuestión de años como Martina, para sentirme mejor, pero no quiero llegar al doble de mi edad para sentir tranquilidad. Desde que tengo memoria -esta vez no son las ultimas 24 horas- he tenido problemas para relacionarme con otras mujeres, siempre pensé que había algo en mi mal, siempre me culpe y por eso, trate de ver como las personas que tenían muchos amigos se comportaban, y empece a actuar de esa forma, daba regalos de cumpleaños, estaba cuando lo necesitaban, los animaba, los acompañaba en sus duelos, e hice creo que todo lo que siempre pensé tenían que hacer los buenos amigos, pero aun así no lo logré y llevo casi todos mis 26 años tratando de lograrlo y fue hace poco que me di cuenta que ese cuento de “Si tienes el mismo problema con muchas personas, el problema no es de ellos, sino tuyo” es una mentira, a veces el problema no es de nosotros, el problema es de ellos.


Hace un tiempo me sentí muy mal por no recibir de las personas más cercanas, amor y protección, pero también vino a mi corazón paz al pensar que Jesús sintió lo mismo, y pensé en este versículo que justamente un amigo - de esos que andan en vía de extinción- publico “A lo suyo vino, y los suyos no le recibió. Mas a todos los que creen, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:11-12. Creo que es tiempo de dejar de luchar por encajar en el mundo, por tratar de buscar amor, dejar de buscar a un escudero, no siempre somos nosotros los del problema, por más que nos esforcemos y nos contorsionemos, muchas veces no se logra, lo sé es doloroso, y para quienes hemos caído en depresiones, ver todo este tipo de cosas es como la gota que rebosa a diario el vaso, yo siempre tuve la intención de tener amigos, de dar amor y también quise recibirlo, sin embargo es inevitable decepcionarse, siempre he creído que uno debe andar con las expectativas bajas pero brindando la posibilidad de dejarse sorprender. La ansiedad es un monstruo gigante, es terrible, es como el inicio de muchas enfermedades, es horrible sentir miedo y pensar todo el tiempo que se es culpable de algo que no siempre se es culpable, yo he vivido con esto toda mi vida y hasta hace poco pude distinguirlo en mi corazón, no ha sido nada fácil, pues la ansiedad en el corazón y la mente, es el terreno perfecto para los abusos de poder, el juzgamiento (del que lo sufre hacia el mundo) y de la soledad, sin embargo he aprendido a corregir algunas cosas en ellas como el de entender que nadie me puede obligar a hacer algo que no quiero, nadie puede hacerme dudar de mi misma, y tampoco debo estar en un lugar donde no quiero estar, pero sobre todo, no debo ser algo diferente a quien soy. A mi siempre me ha gustado hablar, siempre, me acuerdo de pequeña cuando mi mamá antes de llegar a cualquier parte me decía «¡No vayas a hablar de esto y de esto!» Y he escuchado tantas veces el comentario de «¿Tu si hablas, no?» Y las personas no saben en los pequeños fragmentos que me convierto cuando me lo dicen, siempre que llego de una tarde con amigos pienso toda la noche «¿Será que dije algo malo?, ¿será que por eso no querrán estar conmigo?» No crean, yo con mi cara de «Me importa un bledo el mundo» si me importa, al fin y al cabo si con animales hubiera sido suficiente, Adán no hubiera necesitado una Eva. Así que aunque no podemos salvar a todo el mundo, si podemos hacer sentir a alguien bien, hacerlo sentir que sus defectos solo son ausencia de alguna virtud en la que se puede trabajar, y lo que para mi es un defecto para muchos es una virtud.


Dios promete ser todo lo que otros no han sido, promete ser amigo cuando el mundo es infiel, promete ser padre, cuando el nuestro acá en la tierra nunca nos consoló y protegió, promete ser justo y fiel, aun cuando nadie nos defendió - o nos dejo morir- promete permanecer, aun cuando el mundo desapareció cuando los necesitábamos, promete creer en nosotros, cuando las personas nos decían que no lo lograríamos, no nos critica por hablar mucho, por ser miedosos, ansiosos, tercos, cojos, muy soñadores, por hablar duro, o por hablar muy bajo, pero sobre todo, promete un lugar especial a lado de él en la eternidad, él es todo, él es suficiente, promete ser la respuesta a nuestra necesidad, promete convertirse en esa ultima ficha que perdimos y que era necesaria para terminar de armar el rompecabezas.



“pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. 
Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura 
dentro de ellos y les da vida eterna.” 
Juan 4:14

Comentarios

Entradas populares de este blog

El que mira atrás se vuelve sal

Inquebrantable

Del suicidio y otras depresiones