Contra viento y marea
Hoy quiero contarles cómo fue que esta incircuncisa llego a las cosas de Dios. Resulta que para mí el termino Dios no era una cosa muy lejana, a diferencia de mi hermanito, mi mamá me había llevado con pocos días de nacida a presentarme a una iglesia a algo así como que me bendijeran, años más tarde me convertí en una mezcla extraña de explosivos que esperaban la hora señalada para llevarse todo a su paso, una mezcla de malas decisiones tomadas por mí, otras tomadas por mis papás y luego, se me sumo la mala decisión de mi hermano, la cereza del postre. Yo no viví la vida color de rosa, de ahí debe ser mi aversión al color rosa. Yo andaba en la inmunda, muy en la inmunda, pensé en quitarme la vida demasiadas veces, pero yo era muy cobarde para hacer algo, así que decidí que lo mejor era ser una muerta en vida, dejar que Dios con su dedo señalador, un día se le ocurriera aplastarme y quitarme el dolor que corría por mis coyunturas. Yo trataba de encontrar respuestas, lo bus