La profesora Peter

Hace dos meses me monte en una aventura de esas de las que jamás en otro momento de mi vida me volveré a montar, y no se trata de cuestiones amorosas – Aunque en esas también me monte- sino en una aventura encantadora y de la que jamás de los jamases me arrepentiré. De pequeña siempre soñé con ser profesora, no sabía de qué pero quería serlo, me gustaba enseñar, hablar, hablar y hablar, mi abuelito -que Dios lo tenga en su santa gloria- me llamaba la profesora Peter, él siempre que llegaba me encontraba con el tablero de tiza que me había comprado mi mami, enseñándole a los peluches y a mis 5 bebés de plástico, lo importante que era aprender a entender el reloj. Mi abuelito se murió pensando que yo sería profesora, y yo pensaba que esa idea loca y casi que ilógica de mi abuelito, jamás de los jamases se haría realidad. Me dieron amor de la forma que más me gusta, en palabras. Este año y de improviso me ofrecieron la oportunidad de ser profesora de tecnología en u...